Hace ya más de diez años que llegué a España fue un
miércoles y vi una ciudad, Madrid, que iba al ritmo de un pueblo tranquilo, los
bares llenos a las 10:45.

Siempre me pregunté como hacían para mantener una economía
con tantas rigideces que lejos de converger en un camino al liderazgo en
competitividad, retraía cualquier ventaja competitiva a su mínima expresión.
Descartando la tesis de los marcianos, la que me había
comentado mi tío, la que versaba sobre unos marcianos que por la noche bajaban y
lo hacían todo, descubrí que no eran de otro planeta los que trabajaban para mantener
este país a flote, venían flotando en pateras, barcos o aviones,
desde otras latitudes.
Descubrí que la economía nacional funcionaba a base de
expectativas, claro que cualquier entendido en la materia se desgarrará las
vestiduras gritando que la economía se basa en ella desde sus inicios y que es
harto sabida esta característica pero, la verdad, es que España tuvo un
complemento extra, cualquiera con nómina se podía incorporar al mundo de la
especulación, un mileurista podía tener un tremendo coche, una casa y otra de
vacaciones también se quejaban de que el fin de mes estaba lejos y que con las
cuotas que había que pagar no se podía vivir.

No obstante nadie osaba pensar que de las 8 horas que
estábamos en nuestro puesto sólo producíamos una mínima expresión de ellas, que
se disfrutan 22 días laborables de vacaciones pero que hay otro tanto repartido
en fiestas, siestas y santos, sean locales, nacionales, mundiales o de otro
universo, todo vale, si es para no trabajar, que el jefe se joda, que tiene
mucho dinero y que si no produzco suficiente plusvalía, pues mucho mejor, que
mal repartido está el mundo, unos tantos y otros tan pocos.
Si, sé que esto no gusta y me alegro que así sea, seguro que
la respuesta Spain is different, no es suficiente para resolver los problemas
de nadie hoy.
Pero he venido de mi ronda viendo clientes hoy y he
descubierto una cosa, algo está cambiando, muchas empresas se dan cuenta que la
fiesta se terminó, me encuentro con caras sonrientes diciendo que hay trabajo,
que no falta, que venden bien y me pregunto, pero es que la crisis terminó?
Pues no, estas empresas se han adaptado a una nueva situación, con márgenes más
pequeños que exigen optimizar los recursos. No significa esto que se bajen los
sueldos, sino que exige que se produzca más. Si, lo sé, en este desequilibrio
de fuerzas muchas empresas aprietan más de lo que deben y consiguen menores
resultados, la gasolina de mi vehículo para visitar a los clientes de la
empresa donde trabajo la tengo que pagar yo.
El tema es que, las empresas que sobrevivirán, son las que
han cambiado, muchas ajustaron sus variables y otras se han reinventado por
completo, los que antes iban de cara al público encontraron nichos donde pueden
agregar valor, redujeron plantilla y optaron por moverse ellos para conseguir
ventajas con las que luchar y diferenciarse, otros se integraron hacia arriba o
hacia abajo, redujeron plantilla y mejoraron su servicio.
Atención, como es que reduciendo personal y estructura
mejoran la rentabilidad y servicio? Si la empresa tiene como objetivo generar
ingresos, ¿Por qué se trabaja con exceso de estructura? Entiéndase este exceso
como la diferencia entre lo que se tenía y lo que es óptimo para competir.
La respuesta a esta ausencia de competitividad se explica en
las rigideces del mercado, las que impiden a la empresa ajustar personal,
ajustar sus horarios y no sólo ajustar es reducir, pero ¿quien quiere tomar más
gente cuando desprenderse de estos recursos cuando no sean rentables representa
un coste tan alto?
Y vuelvo al inicio, como se mantenía una economía que no se
basaba en la optimización de sus recursos?

No quiero dejar de recordar a las empresas ilicitanas que
llevan sus productos de calidad a china para venderlos a precios astronómicos,
200 dólares el par, a todas las empresas que emprenderán el camino de la
calidad para conquistar un mercado que podrá generar el sustento del resto de
la humanidad por muchos años si sabemos entender nuestro sitio, el que ocupa
Alemania con su tecnología, el mismo que podremos conquistar los españoles si
entienden que la competitividad lo es todo.
Spain is different pero debe dejar de serlo, cuando se entra
a una cancha de futbol, las reglas son claras, no se puede coger con la mano,
en caso de querer hacerlo una de dos, te expulsan del juego o cambias de
cancha, a la que se juega con la mano y cuyas reglas son distintas.
En el mercado no hay muchas alternativas, precio o calidad,
y gana el mejor, el segundo come migas y el resto vive de subvenciones, que es
lo que hizo España los últimos 15 años.
A que escuece?, claro que si, pero mejor que duela y nos
enseñe que el camino a seguir no es el que estuvimos transitando hasta ahora.*
España es el único sitio, que he conocido, donde es más
difícil comprar que vender, que emprender tiene sus dos mayores impedimentos en
la administración y los proveedores, y la cadena de pagos, pero eso último está
más generalizado.
Cambiar, esa es la cuestión, y seguramente el lector esté
pensando que soy otro cantamañana que dice cambio o muerte, adaptación o
desaparición y no da ninguna idea al respecto. Pues estimado lector, usted se
equivoca. Copiemos, si eso, copiemos y mejoremos.
Tenemos un gran expertise en la construcción, y aunque lo
hicimos mal, lo hicimos mucho.
Que pasa con los modelos de construcción express que se
utilizan en USA?, si un ejército de obreros que en 4 días te montan un chalet
de lujo. Si, se puede, y el que piense que no, pues está equivocado y se acabó.

Si pudiésemos combinarnos matemáticos, economistas,
ingenieros y más pensantes podríamos
elaborar respuestas inteligentes que permitan a una empresa destacar.
La reforma laboral,
lamentando en el alma no compartir esta opinión con muchos de mis colegas, no
sólo es necesaria sino que podría ser muy provechosa para los trabajadores.
Un trabajador, pongamos nuevamente la construcción, que, con
una buena planificación apoyada por profesionales de los números, consiguiese
reducir en un 50% el tiempo de producción de un chalet, podría tranquilamente
pedir una retribución de un 50% más o quizás superar esa cifra según la utilidad
del cliente, que la que venía recibiendo y sin tensiones generadas por las
rigideces de la legislación laboral; podría terminar un trabajo y comenzar otro
inmediatamente, lo mejor será que no sólo ganará más dinero sino que
seguramente podrá optar por disfrutar de más tiempo de su familia ya que no se
pasará años en una edificación que va al ritmo de Spain is different.
Y como la construcción está el resto de los mercados, buscar
la diferenciación, la calidad, la eficacia. Cuando un empresario, o gobernante
a fin, esgrime que lo que le pasa a España es que no es competitiva y arguye
que hay que apostar por la mejora de la productividad, recuerdo las clases de
la facultad donde me explicaban que la productividad media de un trabajador es
el resultado de la división de su retribución por las unidades producidas.
Mejorar la productividad tiene dos opciones, bajar el
dividendo o subir el divisor,
Bajar el dividendo, podemos bajar el sueldo a los
trabajadores, hacerlos trabajar más horas y en peores condiciones, el que
piense que esto no tendrá un efecto negativo en la calidad de la producción y
una consiguiente pérdida de competitividad, que se dedique a jugar al mus, este
no es su mercado.

Subir el divisor, produzcamos más, mejor y agreguemos todo
el valor que podamos a la cadena, al final de ese camino está la clave. Ok,
fácil no? Y como lo hacemos?, pues bueno, vamos a trabajar en dos sentidos,
primero con el empleado, obsérvese que no lo llamo trabajador porque tanto
trabaja el que está en la línea como el gerente o director, ofrezcamos una
alternativa con menos fiestas dispares que entorpezcan la planificación del
trabajo.
El primer código de convivencia que conoce el ser humano
dice que se descansa un día y medio no dos ni mucho menos dos y medio.
Ok, ¿que no queremos perder nuestro viernes al mediodía para
casa?, propongamos algo que mejore la productividad, y no me vengan con 7,5
minutos diarios de más.
Trabajamos 4 días y medio a la semana, lo hacemos 8 horas
dispersas que no nos dejan disfrutar de nuestra vida y que impiden dar lo mejor
de nosotros a la empresa.
Ahora la empresa, hay que buscar la productividad, y para
ello, lamentándolo mucho, hay que trabajar al respecto, no se puede decir que
un vendedor que cobra un sueldo no trabaja, hay que ofrecerle un equipo de
apoyo y supervisión que lo empuje a mejorar sus resultados.
No se puede poner un sueldo mediocre a un especialista y
exigir, no se puede poner a un trabajador de línea en condiciones malas y
esperar cosas buenas. Tampoco se puede pasar uno con comodidades porque se
olvida
Que no hay dinero para ello? Pues cierra u ocupa los
espacios que deberían ocupar los técnicos correspondientes, pero no pidas a los
empleados que hagan tu trabajo, y mucho menos sin retribuirlos por ello.
Hoy estuve con un maestro, con un emprendedor de raza un
animal de la empresa, un tipo que dijo que tenía 80 años cosa que no termino de
creerme.
Le pregunté que como veía la cosa por estas tierras y me
contestó que deberemos volver a trabajar, volver porque habíamos perdido esa
costumbre, que debían acabarse los ornamentos y excentricidades, que era hora
de volver a arremangarse y salir a buscar el futuro.
Y cierto es que en muchas empresas y algunos autónomos lo
veo, pero también veo que no todos han entendido que la historia ha de cambiar
para poder continuar.
Spain no es different, pero debería dejar de serlo.
Gabriel Jatombliansky Alemania tiene una tasa de desempleo realmente baja y anormal para los tiempos que corren... será porque tienen un modelo más sostenible y blindado para situaciones como esta?